A la salida de la Foz se alzan los restos del puente de un solo arco que atravesaba el estrecho a 15 metros de altura. Fue usado por los peregrinos hasta su destrucción durante la Guerra de la Independencia.
Este puente tiene los contradictorios nombres de Puente de Jesús o Puente del Diablo. El origen de estas denominaciones está en la leyenda que cuenta cómo una campesina debía atravesar la Foz para buscar un alivio a su madre enferma. Pactó con el diablo venderle su alma a cambio de que éste le construyera un puente en un tiempo determinado. Como el diablo no alcanzó a terminar la obra en el tiempo pactado quedó la muchacha libre de su promesa. Logró así el remedio para su madre y, aliviada, bautizó el puente como "Puente de Jesús".